MALTRATO ANIMAL Y VIOLENCIA INTERPERSONAL

Maltrato Animal y Violencia Interpersonal. El maltrato animal, entendido como la crueldad injustificada que causa daño y sufrimiento, está estrechamente relacionado con diversas patologías mentales. Una de las más significativas es el Trastorno Disocial, que suele iniciarse antes de los 16 años y que, con frecuencia, evoluciona hacia un Trastorno Antisocial de la Personalidad en la edad adulta. La falta de empatía y remordimiento, así como el fracaso para adaptarse a las normas sociales, vinculan estos trastornos con altos niveles de psicopatía.

Por ello, es crucial una evaluación rigurosa en la infancia y adolescencia de los comportamientos crueles hacia los animales para posibilitar una detección temprana. Resulta igualmente imprescindible reducir la tolerancia social hacia estos actos inmorales e ilegales.

El Vínculo Innegable: Evidencia Científica

Numerosos estudios científicos confirman la conexión entre el maltrato animal y la violencia interpersonal. La tortura de animales, por ejemplo, es un rasgo común en los perfiles de homicidas en serie y autores de masacres escolares. Del mismo modo, la crueldad infantil hacia los animales se asocia con el bullying y una mayor probabilidad de ejercer violencia contra personas en la edad adulta.

Este vínculo se extiende a otras formas de delincuencia. Las personas involucradas en peleas de animales son más propensas a cometer delitos con armas, drogas o destrucción de la propiedad. Más preocupante aún, la violencia hacia mascotas en el hogar es un fuerte indicador de que otras formas de abuso, como la violencia de pareja o el maltrato infantil, pueden estar ocurriendo simultáneamente. De hecho, muchas víctimas de violencia de género retrasan su huida por temor a las represalias contra sus animales, y a menudo denuncian el maltrato a sus mascotas antes de admitir su propio sufrimiento.

Las sanciones penales por crueldad animal han aumentado gracias a un creciente cuerpo de investigación que demuestra estos hallazgos. A continuación, se presentan algunos de los más significativos.

Conexión con Crímenes Violentos

  • Los actos de maltrato animal en la infancia son uno de los indicadores diagnósticos más fiables y prematuros de trastornos de conducta, comenzando a una edad tan temprana como los 6 años y medio (Ascione, 2001).
  • El 70% de los maltratadores de animales tenía antecedentes penales por delitos de violencia, contra la propiedad, drogas o desorden público (Arluke & Lucas, 1997).
  • El 50% de los autores de tiroteos en escuelas (school shooters) tenía historial de crueldad hacia los animales (Verlinden, Herson & Thomas, 2000).
  • El 61,5% de los maltratadores de animales también había cometido agresiones a personas, y el 17% tenía condenas por abusos sexuales (Clarke, 2002).
  • El 63% de los criminales agresivos admitió haber infligido daño deliberado a animales en su infancia (Schiff, Louw & Ascione, 1999).
  • El 48% de los violadores y el 30% de los pederastas habían cometido actos de maltrato animal en su infancia o adolescencia (Tingle, Barnard et al., 1986).

Conexión con la Violencia Doméstica

  • Un historial de maltrato de mascotas es uno de los indicadores más significativos del riesgo de que una persona se convierta en un maltratador de su pareja (Walton-Moss et al., 2005).
  • Entre un 18% y un 48% de las mujeres maltratadas retrasan su decisión de abandonar a su agresor por miedo a lo que este pueda hacer a sus animales de compañía (Ascione, 2007).
  • El 71% de las mujeres víctimas de violencia de género declaró que su pareja había amenazado, herido o matado a sus mascotas, a menudo en su presencia para intimidarlas y controlarlas (Ascione, Weber & Wood, 1997).
  • El 32% de estas mujeres reportó que sus propios hijos habían herido o matado animales (Ascione, 1998).
  • Los niños expuestos a violencia doméstica tienen tres veces más probabilidades de ser crueles con los animales (Currie, 2006).

Conexión con el Maltrato a Personas Mayores

  • El 92% de los trabajadores de servicios de protección de personas mayores encontró casos de negligencia animal coexistiendo con la incapacidad de los ancianos para cuidarse a sí mismos (HSUS y Centro Nacional de Maltrato a Mayores, 2003).
  • El 35% de estos profesionales informó que las mascotas de los ancianos a su cargo habían sido amenazadas, heridas o privadas de cuidados como forma de coacción por parte de familiares (Boat & Knight, 2000).
  • Los acaparadores de animales, un porcentaje significativo de los cuales son personas mayores, se ponen en riesgo de autonegligencia y problemas de salud, indicando a menudo la necesidad de intervenciones de servicios sociales (Patronek, Loar, & Nathanson, 2006).

Conexión con el Maltrato y la Negligencia Infantil

  • En el 88% de las familias investigadas por maltrato físico a menores, también se reportó maltrato animal. En un tercio de estos hogares, eran los propios niños quienes maltrataban a los animales, usándolos como chivos expiatorios (DeViney, Dickert & Lockwood, 1983).
  • Los niños que habían sufrido abusos sexuales tenían cinco veces más posibilidades de maltratar animales (Ascione, Friedrich, Heath, & Hayashi, 2003).
  • El hecho de que un niño presencie crueldad hacia un animal es un predictor clave de violencia futura, aumentando por ocho las probabilidades de que se convierta en maltratador (DeGue & DiLillo, 2009).
  • Entre el 62% y el 76% de los actos de crueldad animal en el hogar ocurren en presencia de niños (Faver & Strand, 2003).

Estos datos demuestran de manera inequívoca que el maltrato animal no es un hecho aislado, sino una señal de alerta crítica que exige la atención coordinada de la sociedad, las fuerzas del orden y los servicios sociales para prevenir futuras tragedias.

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